Respuesta de Eduardo Valentin - 11 de enro del 2010

Si la Muestra Nacional de Teatro Peruano perdió su sentido o no, nos lleva a la necesidad de preguntarnos primero: ¿Cuál es o ha sido el sentido de la Muestra?

La discusión intrascendente en la última Muestra Nacional de Villa El Salvador y las reflexiones del Maestro Ernesto Ráez, me recordaron que hay cuatro formas de gritar “se hunde el barco”. Hay una, maliciosa, lanzada por los marineros con el único afán de sembrar el pánico para amotinarse, es decir, tumbar al capitán. La hay otra, a todas luces legítima, que grita cualquiera cuando siente que el agua ya quiere cubrir los aparejos, no pretende salvar la nave, a todas luces insalvable, mas si las vidas que se pueda. La tercera es ilegible, resignada, y adornada con tantas burbujitas que ya ni vale la pena escucharla. Es, más un réquiem que un grito de ayuda. Y finalmente, del que grita “se hunde el barco”, como una expresión, más de sus miedos interiores y pesimismos, que de la realidad. Muchas veces ve barcos hundiéndose por todas partes.

Este año hemos estado gritando varios inconformes desde diferentes posiciones que se hunde el barco, donde el barco es la organización de la Muestra, y los ahogados, extrañamente no son los organizadores, sino la Muestra Nacional y que aparejadamente trae el hundimiento del MOTIN. Así, muchos pensaron que este llamado obedecía al primer orden de aviso, al simple intento de amotínarse. Los que lo gritaron creían que lo hacían desde la segunda circunstancia, (la que pretende salvar lo que se pueda). Los pataleos intrascendentes, ahora después de un par de meses de pasado el evento, nos vienen a demostrar que ni uno ni otro eran gritos coherentes, ya que el planteamiento de “institucionalizar” el Movimiento (todas las actividades que realizan en el Perú colectivos, promotores, instituciones, etc. Independientes con respecto al Estado y su gobierno) es simplemente una estupidez. Por otro lado, para estos amigos de la corriente “institucionalizadora”, institucionalizar es sinónimo de “sacar” plata y muy sueltos de huesos ya han planteado que cada colectivo pague doscientos nuevos soles (S/. 200.00) para integrarse al MOTIN y que cada actor apoquine otros cien (S/. 100.00) ¿Ustedes creen que de este tipo de cambios estaba hablando Ernesto Ráez? Existirá en el Perú algún grupo o persona que quiera pertenecer al MOTIN con estos requerimientos económicos?

Creo que estos amotinadores gritaron “el barco se hunde” para luego cobrar por el salvavidas que no garantiza buen puerto o cualquier playa (por lo menos)
Lo que no entiendo es por qué no estamos todos enojados, terriblemente enojados. Cuando menos (en este sentido, la autocrítica de Christian de Teatroloco, me parece la más honesta y pertinente)

Cada dos años, después de movilizar las regiones teatrales, algún lugar de nuestro país y los propios colectivos que participaron de las muestras regionales, esperan la fiesta del teatro: la Muestra Nacional; porque, sin importar qué haya salido mal la anterior, sin importar que estuvieran o no de acuerdo con la programación o cualquier otro percance, la Muestra es el evento para el teatro, es un punto de encuentro. En su desarrollo podemos observar lo que está pasando, teatralmente hablando, en el país (con sus propios recursos, sean estos cuidadosos, profesionales o no). Se forman amistades y se reencuentran personas que a pesar de verse únicamente cada dos años y no saber mucho de sus vidas personales, se tienen una genuina estima.

Es por ello que la Muestra Nacional como expresión de este movimiento no institucionalizado, pero congruente con su diversidad y multiculturalidad se mantiene a través del tiempo (más de tres décadas), y lo que hizo la última Junta Directiva Nacional (Mario, Tomás, Roger y yo) fue garantizar que este movimiento tenga la capacidad organizativa de seleccionar sus representantes regionales. Que si los procesos selectivos todavía no manejan indicadores de valoración cada vez más claros, que si todavía no tenemos una mesa de crítica capaz de responder a estas necesidades de valoración estética y sólo sea una “crítica Light”, es también una expresión sine qua non del nivel de desarrollo en el que nos encontramos como Movimiento.

A parte de la intención de Hugo Salazar y de Luís Ramos, ¿hay en nuestro país investigadores interesados en analizar e interpretar a la luz de la sociología, la antropología o la historia, la manera cómo el movimiento teatral peruano independiente testimonia o interpreta la realidad que nos está tocando vivir? Después de varias Muestras, la XXIII edición, gracias a la iniciativa de Tomás Temoche incluyó a cronistas para mantenernos bien informados, si no pudimos ir a la Muestra, que no nos perdamos nada, siguiendo cada paso, apoyando con información, registrando todo para que no nos gane el olvido y abriendo un espacio libre de expresión, como no lo habíamos hecho hasta ahora. Este es el sentido histórico de la Muestra, que inicialmente era dar testimonio de la producción literaria para el teatro, como expresa su gestora doña Sara Joffré.
Yo creo que lo expresado por Ernesto Ráez tiene la intención de incitar un diálogo, una revisión a esta instancia cultural que tanto aporta a la cultura en el Perú, un diálogo con sentido movilizador, capaz de sacar a la superficie los problemas en los procesos productivos y creativos en cada región y si estos como producto tienen asidero social o son reconocidos por su provincia o región, como pieza clave de la producción artística y enfrentar los errores y retos con propuestas mejoradas.
Finalmente, la Muestra Nacional, con todas sus falencias nos ofrece un panorama del quehacer escénico en algunos de las regiones más representativas de nuestro país. Asimismo, en cada versión alberga producciones de diversa í­ndole, temática y estructura formal, todas encaminadas a dar un perfil de los rumbos que está tomando el teatro en estos tiempos, poseyendo en algunos casos, vigencia, fuerza dramática y magnificencia discursiva. Sería mezquino negar que la Muestra Nacional es un espacio que propicia la reflexión sobre los elementos constitutivos de la identidad, la realidad social y política y su relación respecto a nuestra historia como pueblo, que se entrelazan con propuestas construidas colectivamente. En este sentido, es importante destacar los avances logrados en su función esencial: actuar para no olvidar, actuar para mostrar la situación social en las otras provincias, que transcurren sobre tres ejes:
- Acontecimientos y momentos históricos del país a partir de una visión localista o nacional.
- Adaptaciones de obras narrativas o de obras de teatro que propicien una crítica al orden social local, regional o nacional.
- Referencias a la cotidianeidad y la memoria sensible.

Estos tres ejes se mezclan a través vivencias, imágenes, anécdotas, textos, discursos, modas y programas que marcan la época; armando una estructura libre que busca que cada uno rearme su propia historia situándose, en esos contextos para poder reflexionar. De esta manera los trabajos quieren ser un aporte a la memoria colectiva, memoria que si no se ejerce, si no se practica, si no se sostiene en el tiempo… tiende a fragilizarse y caer en la neblina del olvido. ..

Yo creo que la Muestra se definió y adquirió sentido histórico en la profunda necesidad de articular legítimos mecanismos de defensa y testimonio contra la brutalidad y el horror que significan el desarrollo de opciones dictatoriales y de dominación de modo organizado y sistemático por parte de gobiernos de facto y vía la demagogia electoral. Aspectos que aun hoy continúan vigentes. El Teatro desde la Muestra, en su esencia social, apela a la toma de conciencia y la acción transformadora de cada uno de nosotros como ciudadanos de un país que aun no ve cumplidos los deberes y derechos básicos de su pueblo.


Ahora bien, el MOTIN es un movimiento teatral de actores, dramaturgos, directores, coreógrafos, técnicos y productores que se inscribe dentro del marco de teatro independiente y que se caracteriza por su diversidad y por las distintas estructuras y niveles organizativos. Un movimiento cuyo objetivo es hacer nuestra la búsqueda de nuestras raíces históricas y las herramientas de expresarlo estéticamente desde el escenario. Por ello, se hace imposible homogenizarlo y mucho menos institucionalizarlo. Porque el teatro es nuestra herramienta para cumplir con una función social que consideramos esencial: actuar para dar fe o testimonio, actuar para no olvidar, actuar para encontrar la verdad, actuar para darle sentido histórico social a nuestra existencia. Actuar para sentir que las dictaduras están aquí mismo, incluso en este lugar, instalado en nuestro ser más propio. Está en nuestra cotidianeidad cuando convivimos normalmente con genocidas, está en nuestro día a día, cuando quizá nos cruzamos en la calle con personas que ignoran que su identidad fue violada desde su nacimiento. Y como estas sombras van caminando a nuestro lado, hacemos teatro para combatirlas, para reconocerlas, para nunca descansar en el trabajo de construir una sociedad equitativa y justa. Porque son oscuridades que a nada temen más que a la reflexión. Pocas cosas son tan efectivas en este combate como la sensibilidad, la duda, la emoción, el recuerdo, la acción y el desesperado intento de entendernos y convivir. Y esto es el teatro: duda, acción, emoción y convivencia. Por esta razón los principios que mueven las Muestras son:

La Masividad que aporte cuantitativamente a la difusión de la búsqueda de los nietos apropiados, tanto por las repercusiones de la Muestra y sus eventos Regionales en medios masivos como por el número de espectadores asistentes.
Amplitud, que haga llegar esta búsqueda a los sectores sociales tradicionalmente remisos a consentirla, mediante la apertura ideológica, emocional y estética.
Calidad y potencia artística, que coloquen al teatro en un lugar de importancia en lo referente a la posibilidad de hacer un teatro social y políticamente trascendente.

EDUARDO VALENTÍN MUÑOZ

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